La evaluación debe estar integrada en el proceso de aprendizaje, siendo un recurso indispensable para el mismo y no un mero instrumento calificativo al final del proceso
Hablamos, por tanto, de una evaluación formativa, en la que la observación y el feedback cualitativo y continuo por parte del profesorado sea clave para el aprendizaje del estudiantado, ayudándole así a regular su aprendizaje, reflexionando sobre su progreso, identificando aspectos a mejorar y dándole la oportunidad de hacerlo. Así mismo, esta observación ayudará al profesorado a valorar su propia práctica docente, ayudándole a mejorar las actividades y recursos propuestos curso tras curso.
La evaluación formativa tiene que contemplar también un enfoque cuantitativo. La cuantificación es importante y más en un contexto universitario, pero tiene que ir unida a una interpretación que provoque que los diferentes actores puedan tomar decisiones que favorezcan el proceso de aprendizaje y enseñanza. Por eso se recomienda que los exámenes en línea no superen el 20% del total de la nota de la asignatura.
Referencias: